CÁNTICOS Y VOCES DE LAS AVES DE LA LLANURA, LAS SIERRAS Y LOS HUMEDALES MANCHEGOS

AVUTARDA (Otis tarda)

Se trata de la “reina” de todas las aves esteparias que habitan, transitan y corretean por la Llanura Manchega y otras zonas llanas de semejantes características de la Península Ibérica, pues se trata una de las aves más grandes y la más pesada –los machos pueden llegar a pesar alrededor de 15 kilos- del territorio peninsular. Como si de una pequeña “avestruz” manchega o peninsular se tratara, precisamente, por su tamaño, tanto en vuelo como en el suelo, es un ave que impresiona, pero más aún si cabe en un momento concreto del año, siendo ésta la época de celo y reproducción a principios de primavera, cuando los grandes machos, dotados con sus llamativas y alargadas bigoteras, adoptan con su plumaje unas curiosas y sorprendentes formas, siendo esto una espectacular manera de cortejar y galantear con las hembras, a la vez que emiten un sonido estrambótico cercano a lo incalificable, parecido a cualquier cosa menos al cántico o la voz de un ave, que es el que aparece en el siguiente audio.

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AVETORILLO (Ixobrychus minutus)

Residente en África durante los meses de otoño e invierno, en este caso se trata, con diferencia, de la ardeida o garza de menor tamaño de las que o bien habitan o bien vienen a partir de primavera a criar desde las tierras africanas a buena parte de los humedales del continente europeo, la Península Ibérica y La Mancha. A su vez, posiblemente sea, junto a su pariente mayor el avetoro, el ave más difícil de ver de todas las existentes en las Tablas de Daimiel y Villarrubia y demás humedales manchegos, pues presenta, como aquel, un comportamiento extraordinariamente esquivo y escondidizo. Y al igual que ocurre con el avetoro y otras aves de los humedales manchegos de comportamiento semejante –como los rascones o los calamones-, es su peculiar y llamativo cántico el que delata su presencia. En este caso, el avetorillo -llamado «garzucho» en la zona-, muy común tanto en las Tablas de Daimiel y Villarrubia como en el resto de humedales manchegos, es fácil de detectar su presencia al escuchar su voz y cántico, que aparece a continuación, una especie de suave “ladrido” pausado y a la vez repetitivo que emite monótonamente durante largos intervalos de tiempo mientras permanece bien oculto entre la vegetación palustre cerca de su punto de nidificación.

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HERRERILLO COMÚN (Parus caeruleus) y HERRERILLO CAPUCHINO (Parus cristatus)

Aparecen aquí los característicos cánticos de estos dos bonitos pajaritos emparentados entre sí, no por ser ambos cánticos –acordes con sus preciosos plumajes- especialmente llamativos o peculiares, sino por tratarse de uno de los sonidos más habituales, comunes y con mayor presencia dentro del paisaje sonoro de los Montes de Toledo y la Sierra de Villarrubia, donde, con notable presencia, se encuentran ampliamente extendidos. Al igual que ocurre con otras especies como las de las diversas currucas que habitan también estos espacios y que igualmente son muy habituales y comunes, raro será transitar por cualquier paraje o rincón de estos espacios serranos y no escuchar, al menos en algún momento dado, su cántico o voz aunque no destaque de forma especial como la de otras aves como los arrendajos, los rabilargos, los mirlos, las oropéndolas, los ruiseñores o los carboneros.

 herrerillo común

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herrerillo capuchino

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