Esto podremos escuchar anocheciendo y ya en plena noche a finales de invierno a los pies de cualquiera de los muchísimos imponentes, verticales y agrestes paredones cuarcíticos dados en multitud de parajes en plenos Montes de Toledo y, dentro de estos en su zona más oriental, la Sierra de Villarrubia de los Ojos del Guadiana: el dormidero de una colonia de buitres leonados acompañados de alguna pareja de búho real ya en celo, todos ellos con una querencia especial por vivir o habitar a gran altura entre las rocas. Próximos, también la llamada y el cántico de un águila imperial y los de un cárabo.